Una de las competiciones más antiguas de la historia son los Juegos Olímpicos. Cada cuatro años el mundo se paraliza para ponerse a prueba en decenas de pruebas, algunas ancestrales y otras no tanto. Los diferentes países brillan en sus categorías favoritas y todos los ciudadanos de a pie siguen con atención lo que hacen sus representantes. Los Juegos Olímpicos son, para muchos, el mayor espectáculo deportivo que existe y que ha existido nunca.
No obstante, también es cierto que este evento trata de renovarse constantemente y en algunas ocasiones ha sido criticado por los diferentes deportes que entran en el catálogo. Puedes consultar todas las novedades y datos de años pasados en esta página web. El lema de la competición es “citius, altius, fortius”, ensalzando la importancia de los atletas más rápidos, altos y fuertes, sin embargo, con el paso del tiempo hemos sido testigos de algunas pruebas a las que no se les aplicaban demasiado estas aptitudes.
Al margen de Beijing 2022, donde se representaron menos deportes de lo normal por las extraordinarias condiciones a las que estuvimos sometidos en esta etapa, cada vez se suelen añadir más eventos. Algunos como el surf, estilo libre de BMX o skateboard son prácticas que para un sector del público no caen demasiado bien. Por otro lado, seguro que también hay quien está en contra de que la gimnasia rítmica o la doma de caballos se consideren como deportes, pero seguro que no se han repasado la lista entera de pruebas que optaban a las medallas olímpicas. ¡Allá vamos con la lista!
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En los juegos de París de 1900, ciudad conocida por ser la sede del glamour mundial, decidieron aventurarse e intentar que una de las pruebas radicase en cortarle el pelo a tu perro. Hay que destacar que no acabó adquiriendo el estatus de prueba olímpica ya que era un evento de prueba, pero pasó a la historia como una de las mayores anécdotas. Contra todo pronóstico, no quedó entre las pruebas que finalmente conformarían la competición.
Se juntaron cerca de 130 aspirantes olímpicos que mostraron sus dotes con las tijeras ante un público de 6.000 personas en el parque Bois de Boulogne. El tiempo del que disponían para esquilar a todos los caniches que fuesen capaces era de dos horas. La ganadora de esta prueba fue Avril Lafoule con un récord de 17 caniches recortados que pasó a la historia.
En segundo lugar, nos vamos a los juegos de Estocolmo de 1912, tres después los de París. En esta edición llamó la atención de muchos el duelo con pistola como prueba olímpica. Sin embargo, no fue tan emocionante como podría parecer, ya que, como es lógico, no se trataba de pistoleros que se disparaban entre ellos. Esto habría ido en contra de los valores que trata de promover la competición. Los participantes únicamente tenían que enfrentarse a maniquíes con dianas pintadas en el pecho.
Muchos estarán de acuerdo en que andando se llega a todos lados, pero… ¿a los Juegos Olímpicos? Pues lo cierto es que también. Una de las pruebas que más suele desconcertar al público es la “marcha”, ya que en esta particular carrera no está permitido correr. Es básicamente como un Gran Premio de Fórmula Uno en el que todos los coches tienen prohibido pasar de la primera marcha.
Según las estrictas normas, los competidores deben mantener enderezada la rodilla delantera desde que el pie entra en contacto con el suelo hasta que la rodilla pase por detrás del cuerpo. Lo cierto es que los marchadores no son el paradigma de la elegancia mientras no llegan a correr arrastrando los pies y moviendo sus nalgas. Lo peor de todo es que encima pueden recibir tarjetas amarillas o rojas si su forma de moverse no se adecúa perfectamente a la definición de “marchar”.
Yo también me he sumergido muchas veces en una piscina a ver si toco fondo y no me he sentido un atleta olímpico, pero en los juegos de 1904 quizá me podría haber postulado. En esta prueba, los participantes debían sumergirse en una profunda piscina para salir a la superficie en un máximo de un minuto después. Solo se presentaron cinco personas y todas estadounidenses. El ganador fue William Dickey con una marca de casi 20 m.
Nos tenemos que trasladar a 1900 para rememorar este hecho que hoy en día sería impensable y, sin lugar a dudas, ilegal. El tiro al pichón sí llegó a colarse entre las pruebas oficiales de los Juegos Olímpicos de París, muy a pesar de los peluqueros de caniches de la época, que supuestamente no hacían daño alguno a los animales. Leon de Lunden fue el ganador de este controversial deporte cuyo objetivo era matar al mayor número de palomas en el tiempo establecido. Si el participante fallaba dos disparos seguidos quedaba eliminado y el concursante belga Leon de Lunden, tristemente, abatió 21 aves para conseguir su premio.